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Iñaki Bonillas presenta una serie que explora la relación entre el lenguaje fotográfico y el diseño en la comunicación visual del jazz. El cuidado en el diseño gráfico, la variedad de formas abstractas, la rica paleta de colores y la autenticidad e intimidad de las portadas de los discos de finales de los 50 y los 60 fascinaron a Bonillas. Hace dos décadas, el artista heredó una enorme colección de fotografías y material personal de su abuelo José Rodríguez Plaza. Entre los documentos de este archivo se encuentra una amplia colección de autorretratos, donde el lenguaje corporal y la composición de la imagen lo hacen ver como un ícono o una celebridad carismática y atractiva. Bonillas encontró resonancias entre los autorretratos y las fotografías de las portadas de estos álbumes. Para las obras que presenta removió el texto de las portadas y sustituyó las fotografías de los músicos por los autorretratos de J.R. Plaza. Al eliminar el texto de las portadas, Bonillas deja en primer plano los distintos elementos visuales de la composición y evidencia la influencia del arte abstracto en el diseño.
 
Un día, mientras Bonillas escuchaba el álbum Giant steps de John Coltrane, le vino a la mente uno de los autorretratos de su abuelo donde éste aparece sentado en una pequeña escalera con una expresión histriónica de decepción y apuntando a su cabeza con un arma en señal humorística de desesperación. Él mismo había recortado y pegado la foto sobre una cartulina y dibujado una gráfica en la que aparecen indicados los años ‘63, ‘64, ’65, ’66 y una línea zigzagueante color rojo en dirección descendente, tal vez indicando el declive de algo en su vida. Precisamente durante esos años, tanto el jazz como el diseño se encontraban en un punto efervescente generando propuestas innovadoras y revolucionarias. Las portadas de álbumes de jóvenes diseñadores como Reid Miles se convirtieron en hitos estilísticos y significantes visuales de energía, libertad y modernidad. El contraste entre el ascenso sugerido por el título del álbum, Giant steps, y el declive indicado por la imagen, aunado a las resonancias formales, provocaron que ese collage se apareciera en la mente de Bonillas en la forma de una imágen de portada de un álbum y detonó esta nueva serie de 60 impresiones, cada una en formato de funda de vinilo que se presenta en Siembra.
 
El archivo de J.R. Plaza abrió un camino en la práctica de Bonillas hacia la apropiación y el reciclaje de material fotográfico que proponía trabajar con las imágenes que ya existen en lugar de crear nuevas. Desde entonces su obra ha experimentado con distintas aproximaciones al material de archivo e investigado la materialidad y la profundidad semiótica de la fotografía como medio.